jueves, 29 de septiembre de 2011

APOCALIPSIS


De la Profesora María del Carmen Azpe Pico, que de Dios Goce. 

Reconozco que en el cosmos infinito
soy menos que un átomo perdido
que mi ser, es un ser que se ha perdido
en la gama de un todo incomprendido, 
y aunque vuelva y revuelva mi existencia
navego en las arenas movedizas
que me absorben, me estrujan y me ahogan
y obscurecen en mí toda creencia.
Pero pretendo ser llama entre cenizas,
y pretendo ser luz en la tinieblas,
y pretendo ser puente en el abismo,
y pretendo ser grito en el mutismo
de este silencio tan hondo y sepulcral.

Y no me importa que la luz expire
a merced del furioso vendaval, 
ni me importa que la llama se consuma
ahogada en el carbónico letal,
y si el puente que ha tendido mi esperanza
la indiferencia en su desdén no alcanza...
no me importa, 
como tampoco jamás ha de importarme 
que mi grito nadie escuche como cierto, 
qué ha de valer mi voz, si ya hubo otra
que clamando perdiose en el desierto. 

Pero... soy un ser, y aunque ínfimo y pequeño
formo parte de engranaje universal
y aunque mi forma se pierda, sé que cuento
con la chispa inmortal del pensamiento
que es privilegio de indecible don; 
aunque hay veces que no sé si el ser humano
sea en verdad premio regio o sea castigo,
porque doquiera que mis pasos sigo
aumenta el caos de mi ego espiritual. 

El Creador me ubicó en este mundo
donde una vez leí... ya no sé donde,
que era la obra de la máxima Deidad,
y donde la piedra preciosa o el insecto, 
la luz, el pez, el árbol y la flor, 
todo en su ser era perfecto
como perfecta era la fuente del Creador, 
y como rey de esa obra estuvo el hombre
con poder de inteligencia y voluntad,
en su esencia perfecto, y perfectible
por su libre albedrío que hacia posible
reflejar y asemejarse al Hacedor.

Y así dejando en las humanas manos
el poder de la creación universal,
dio el hombre vuelo a su loca fantasía
y adquirió y modeló lo que quería
porque era infinito su poder mental.
Pero junto con los dones de virtudes
crecieron acicates de maldad:
La soberbia le dijo: Yo todo lo puedo!
El único soy yo! clamó el orgullo;
Si el dueño no he de ser... todo destruyo! 
Exclamó con furor la vanidad.
Y quienes traían el ideal de ser hermanos
y a quienes una vez uniéronle las manos
para labrar una común felicidad, 
Se deslazaron y en guardia se pusieron
y los aperos de ventura convirtieron 
en arma que, de bien, trocóse en mal:
Y así tenemos que en la gran familia
a quien llamo con desdén "Humanidad"
sólo existen el Caín y el Abel:
El inerme que muere en la indolencia, 
y el poderoso que ahoga la conciencia
con la fuerza de su ególatra maldad. 

Y por eso es que yo: gusano, oruga,
pido que escuchen y se vuelvan para ver
que en un apocalipsis prematuro 
han soltado a los jinetes que conjuro
que su presencia nos den a conocer:
Mirad la Guerra! que en su mancha roja
pinta de sangre la obra divinal.
Mirad la Muerte! la blanca mensajera
que con su hoz destruyó lo que ayer fuera
destinado a forjar un ideal.
Mirad la Peste! en su símbolo amarillo:
Enfermedades que tanto se buscaron
en la gula y lujuria que encarnaron 
en una llaga que le es mortal;
Mirad el Hambre! que de negro se vistiera
y en círculo de hierro contrajera 
al grande núcleo que cayó en su mal. 

Oh, rey de la Creación, detente un poco 
en tu loco maratón de omnisapiencia, 
que te sirva de balance este receso
y date cuenta qué logró tu gran proceso
de Saber, de Poder, de Inteligencia
que en un excélsior falaz te colocó.
Yo te exhorto y te exijo que analices 
no lo que creas, sino lo que es verdad:
Calla la voz de tu soberbia fementida
y escucha lo has hecho de la vida
con tu sapiencia disfrazada de maldad...

Yo soy la Guerra!...
pero no una guerra 
de ideales sublimes como fueran
la independencia, la Fe, la Libertad. 
No!... a mí me engendraron las potencias 
de ambiciones malsanas, de creencias
que fincan en la fuerza su poder, 
y ensañándose en los pueblos primitivos 
ofreciendo libertad tengo cautivos
a los débiles en la inquina de mi red:
Vietnam, Egipto, Pakistán, un frente 
arrasado por mi hueste prepotente
sin respetar ancianos, niños, ni otra edad,
y donde las madres aferradas a sus hijos
en mi estruendo de estrépitos prolijos 
les ahogo su grito de ¡Piedad!
ved el desastre en los dominios míos,
y a los árabes ved, y a los judíos, 
quienes bíblicamente eran hermanos
cómo a la intervención de los tiranos
unen su sangre en los beliales ríos. 
Y aún no es todo, porque el mundo tiembla
ante el temor de mi final zarpazo;
y pensar que dos potencias solamente,
una en levante y otra en occidente,
sobre el tapete verde de su brazo
sostienen el dado de la suerte
de toda la creación universal.
Yo soy la Guerra!!! 
y el poder de mi fuerza arrolladora
suspenden el instante de una hora
que dos potencias decidan al final.

Yo soy la Muerte!
Pero no esa muerte que una ley inexorable demandó.
Yo soy la muerte que estúpidas provocan
las ambiciones y fuerzas, las que evocan
una sórdida expansión de mala fe.
Yo soy la Muerte que trunca vidas tiernas,
existencias de esperanzas que no enfermas
vibran de energías y de salud.
Recuerdan Tlatelolco??? qué banquete!!!
y otras muchas que sin firma ni membrete
cayeron bajo el filo de mi hoz.

Yo soy la Muerte que cae en los secuestrados
y soy la Muerte que cae en los que, cazados,
estorban para el logro de un "porqué" 
Yo soy la Muerte que acude presurosa
al llamado de fríos desesperados
que truncan el hilo de su vida
sin pensar que así queda interrumpida
una existencia que olvidose de su fe. 
Yo soy la Muerte más cobarde y más impía
porque cae en un ser que todavía
no le dan ni el derecho de nacer, 
cualquier crimen ente este queda corto,
porque el crimen alevoso del aborto
convierte en filicida a la mujer.
Yo soy la Muerte que ansiosa me recreo
no al designio de Dios sino al deseo
de aquel que me utiliza a su interés.

Yo soy la Peste! 
simbolizo enfermedades que acosan a la pobre humanidad 
pero soy ese mal que el hombre quiso
al fomentar en su cuerpo tanto vicio 
que han de arrastrarlo a mi tristeza heredad;
mis aliados: El alcohol, la lujuria, cocaína, 
la marihuana, el opio, nicotina, 
y tantos caminos que el hombre a mí me da;
y en busca de una dicha que es mentida
va destruyendo el tesoro de su vida 
dándoseme así oportunidad.
Yo soy la Peste!!! y vago por el mundo
convirtiendo en miserable vagabundo 
al que pudiera ser rey de su verdad.

Yo Soy el Hambre!!!
y este tetraedro
el que más existencias inocentes medro
porque mi imperio se extiende a toda edad;
y si mi mancha endrina prolifera
es porque toda humanidad a ello coopera 
en una u otra forma , pero da. 
Yo soy el Hambre que en los pobre niños
transforma la inocencia en amargura;
Yo soy el Hambre que convierte la ternura
en gesto de asaz desolación;
Yo soy el Hambre que la mano extiende 
en espera de un mísero mendrugo
porque al que pudo calmarme nunca pudo
darse cuenta de que existo y aquí estoy;
y aunque el oro se desliza en gran corriente
siempre va encauzado a la pendiente 
de la escalera que ambiciosa siempre está
por aquellos que acaparan sin medida,
ignorando que muy cerca hay una vida
que se extingue al ahogo de mi mal.
Yo soy el Hambre!!!
Hambre del pan que se busca cada día,
Hambre de justicia, Hambre de amor;
Hambre de comprensión, de compañía;
Hambre de calor en esta fría, 
espantosa y doliente soledad. 

Escuchaste??? te das cuenta??? Oh inclemente 
hombre que te juzgaste omnipotente,
pero igual que aquellos ángeles soberbios
vas cayendo en tu propio cataclismo,
y al hundirte más y más en ese abismo
vas creando tu propia destrucción.
Y lo más triste aún, que habiéndote formado 
como parte de una gran humanidad
tu soberbia te inhibió, y hoy has quedado
dentro de ti muy solo y confinado
al dolor de una terrible soledad, 
porque los ojos vuelves y este maremágnum
que proclama demográfica explosión
cada ser vive solo con sus lemas,
con sus propios dolores y problemas
sin encontrar un apoyo de valor.

Pero no olvides que si hay vida hay esperanza,
yo te exhorto a que borres de tu mente
toda creencia que te abra abismo, 
olvida Democracia o Comunismo
si ellos te separan de tu yo.

Toda doctrina que subleva no es doctrina, 
la inquietud subversiva nada da.
Negros, blancos, cobrizos, amarillos, 
a todos fueron dados los sencillos
preceptos de amor y caridad.
El mundo sólo es punto allá en el cosmos
y una sola familia en él está. 
Las manos enlazad todas las razas 
porque ellas forman una sola humanidad. 



Fuente: María del Carmen Azpe Pico "Alas y Raíces, el espíritu de la Sangre Nueva"  Edición personal de la Autora, Impreso en Torreón México 2003. 

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